Año 1031. Reinado de Abd al-Aziz al-Bakrí.
En pleno Reino Taifa de Huelva y Saltés, en Xaltis, pequeña isla fluvial de unos 10.000 habitantes en la desembocadura de los ríos Odiel y Tinto, el consumo de alcohol está estrictamente prohibido por motivos religiosos. Pese a ello, tres intrépidos jóvenes consiguen burlar la restricción y crean, en la clandestinidad de sus casas, un pequeño laboratorio de cerveza, al que decidieron llamar La Taberna de Xaltis.
Allí, sin experiencia previa y con más ganas que conocimientos, se dedicaron a crear su propia cerveza, mediante el método de ensayo y error.
Actualmente, tres intrépidos jóvenes, llamémoslos Malta, Lúpulo y Trigo, tratan de emular a los fundadores de La Taberna de Xaltis. Mientras combaten ferozmente los elevados precios de la cerveza artesana, crean su propia cerveza e informan (o desinforman, según el criterio) de sus opiniones sobre distintas cervezas adquiridas en tiendas especializadas (generalmente Carrefour). Todo desde un punto de vista amateur.
No le encontramos el retrogusto a la Cruzcampo (tampoco lo analizamos), nuestros gustos son bastante aleatorios y nuestro presupuesto ajustado.
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